→ Ampparito en Zarzaquemada | Sobre protección y ley de signos
El pasado mes de junio volvimos a trabajar con Ampparito en un proyecto impulsado por la Junta Municipal del Distrito de Zarzaquemada, en Leganés, y muy especialmente por su programador cultural, Jorge Gallego, a quien no podemos sino agradecer su confianza en MSAP.
Desde el principio, el interés de todas las partes estuvo en llevar a cabo un proyecto en el contexto del Centro Municipal Ramiro de Maeztu, atendiendo no sólo a lo físico o arquitectónico sino también a su historia y a los usos y funciones sociales que el edificio ha tenido para el barrio desde su fundación como colegio hasta su conversión en Centro Municipal.
Como en otras ocasiones, el punto de partida de la intervención de Ampparito, que lleva por título “Sobre protección y ley de signos”, ha sido no sólo el juego con el (o al) desconcierto sino también con el contexto, así como la creación de nuevos sentidos a partir del trabajo con elementos, en este caso las vallas, que tienen significados y funciones prácticamente unívocos… Durante una semana, desarrolló un proyecto escultórico en el que radial y soldador fueron sus herramientas principales, creando tres nuevas vallas, al tiempo únicas y diferentes de las que vemos a diario pero también perfectamente reconocibles.
El propio Ampparito lo explica de la siguiente manera:
Mi último proyecto tuvo lugar en Leganés, una ciudad de clase trabajadora cerca de Madrid. En las primeras reuniones Jorge me enseñó la zona donde trabajaríamos. En el pasado había sido un colegio, un edificio de ladrillo naranja con puertas azules. Una valla rodeaba toda la construcción delimitando el patio de recreo y evitando que los niños se escapasen del recinto.
Actualmente, a modo de reflejo del barrio, este edificio es un lugar para asociaciones de barrio y administración pública. En un principio la idea era ofrecer espacio a cualquier tipo de asociación pero tras unos años solo es frecuentado por ancianos. Esto es bastante poético porque estos mayores hace 30 años eran población activa y sus hijos iban al colegio en el mismo lugar donde hoy ellos juegan a las cartas y pasan el rato. Todas esas vallas que antes evitaban que los niños se escapasen del colegio funcionan ahora en la dirección opuesta, disuadiendo a estos niños, que ya han crecido y tienen 20 o 30 años, de entrar en este lugar para gente mayor.
Creo que es muy significativo como las vallas y muros funcionan en doble dirección, de evitar que entres a evitar que salgas. Desde un punto de vista urbanístico, debido a su nueva función, este edificio debería ser más abierto, fomentando que la gente pasase a través de él, eliminando cualquier tipo de obstáculo que interfiera en los flujos de personas; pero mis competencias no incluían romper muros y vallas por lo que decidí luchar a la vallas con vallas. Siguiendo la regla matemática que dice que – y – es +, entrelacé vallas móviles con vallas fijas. Se este modo ya tenía un sentido las vallas, menos y menos es más.
Os dejamos algunas imágenes del resultado y del proceso y os invitamos a que os paséis a verlo por el Centro Municipal Ramiro de Maeztu, en Zarzaquemada, Leganés.